26/5/15

Lo que debes conocer de la medicina alternativa *


Lo que debes conocer de la medicina alternativa

Todas ellas como la hidroterapia, ayurveda, reiki, etc., se basan en la tradición, en algunos hechos experimentales y en métodos físicos que requieren fe y el convencimiento de quienes la practican y, sobre todo, de quienes acuden a ellas para resolver sus problemas de salud. En general, estas doctrinas médicas tienen su origen en una concepción global de la vida que, a su vez, se halla en función de la sociedad en que se desarrollan.

Por otra parte, existen las técnicas de cuidados inspiradas en conocimientos empíricos y ancestrales, sin ninguna pretensión doctrinal. Entre las llamadas medicinas naturales existen algunas que la medicina clásica ha asumido, y a las que se recurre con cierta frecuencia. Así, por citar algunos ejemplos, la hidroterapia, que a su vez engloba múltiples técnicas, como el uso de fangos y arcillas, las aguas mineromedicinales de balnearios, o el aprovechamiento de su efecto puramente físico (efectos térmicos y mecánicos) y las curas climáticas, o climatoterapia, son un complemento muy eficaz en la convalecencia de algunas enfermedades crónicas, incluso a veces más útil que los medicamentos; o la acupuntura, que cuenta con miles de años de experiencia en la medicina china y que, desde hace años, se viene también utilizando en Occidente para el tratamiento de algunas dolencias y para la anestesia.

Cabe, asimismo, recordar que algunas de las normas de higiene médicas son compartidas por el conjunto de las doctrinas de salud. La Organización Mundial de la Salud ha recomendado estas medicinas naturales para que se incorporen a las prácticas médicas de los países en vías de desarrollo, y también en las sociedades industrializadas, como un valioso soporte terapéutico. En la ciencia médica, como en tantas otras disciplinas, ya no se dan como antaño las posturas tajantes, drásticas y cerradas, sino que existe una actitud de comprensión y, en cierto modo, de colaboración para alcanzar un mismo fin: la curación o el alivio del enfermo, del ser humano sufriente. De ahí esa recomendación de la OMS, el máximo organismo internacional que se ocupa de la salud.

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