28/7/15

El cannabis, el gran enigma de la medicina convencional

 
El cannabis, el gran enigma de la medicina convencional

ecodiario.eleconomista.es

Tras siglos desde las primeras noticias del inicio del consumo de marihuana, la medicina y el ser humano siguen teniendo al cannabis como uno de los grandes interrogantes en la investigación médica y farmacológica. La falta de información ha resultado clave en que una potente medicina natural, usada en algunos tratamientos, todavía no se explote gran parte de su potencial.

El 'dilema' nace en 1990, cuando se descubre el sistema endocannabinoide, una extensa red de comunicación entre neuronas y otras células del sistema nervioso central y otros órganos cuyo funcionamiento es modulado por los principios activos del cannabis.

Manuel Guzmán es investigador en la Universidad Complutense de Madrid precisamente sobre cannabinoides. Su testimonio es esclarecedor, a pesar de los avances conseguidos merced a la investigación con animales y células humanas. "Tenemos una sustancia consumida durante siglos, pero cuyos efectos se han probado en muy pocos estudios clínicos con pacientes", asegura Guzmán.

En una información de El País, el THC, el principal componente activo del cannabis, gracias a las investigaciones del equipo dirigido por Guzmán, permite que los glioblastomas, uno de los tumores cerebrales más complicados de tratar y más agresivos, vea reducida drásticamente su capacidad de crecimiento.

Su equipo colabora en un ensayo clínico que está probando en Reino Unido la eficacia de Sativex, un fármaco que contiene los dos principales compuestos del cannabis (THC y cannabidiol, o CBD), y cuyos tumores volvían a aparecer tras la cirugía para extirparlo. En apenas unos meses, esperan iniciar el primer ensayo clínico para probar la efectividad conjunta como tratamiento principal para pacientes con gliobastomas.


Expansión en la investigación

"Se está viviendo un boom en la investigación con el cannabis", reconoce Manuel Guzmán. Todo en parte a experiencias personales con pacientes con el uso de la marihuana para aliviar los síntomas de su enfermedad. Dentro de sus aplicaciones, la que se realiza con niños con el síndrome de Dravet para reducir el número de ataques epilépticos que sufren. Estas aplicaciones tienen orígenes 'casuales'.

"Hay una gran cantidad de receptores de THC en el cerebro, muchos más que de dopamina o serotonina; por eso el potencial para desarrollar muchos fármacos es mucho mayor", explica Rafael Maldonado, investigador en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Su equipo, que trabajaba en los efectos psicoactivos de la marihuana, ha logrado disociar los efectos terapéuticos de los alucinógenos para conseguir fármacos contra el dolor sin provocar pérdidas de memoria ni alteraciones en la conducta normal de los pacientes.

Sin embargo, la investigación de momento se encuentra en fase experimental con ratones. Consiste en administrar un péptido (una pequeña proteína) que bloquee los efectos indeseables y permita actuar a las funciones analgésicas. Esperan que los efectos también sean inocuos en humanos, pero aún es pronto para aventurarlo según Maldonado.

De hecho, el campo de investigación es muy amplio. Existen entre 60 y 90 tipos de cannabis que no han sido estudiados, y deberían incluirse en quimiotecas para su estudio.

Los cannabinoides pueden ser un gran aliado entrado el siglo XXI para la lucha contra enfermedades menos clarificadas como el alzhéimer o el párkinson "debido a la mayor longevidad de la población", en palabras de Javier Fernández-Ruiz, catedrático de bioquímica en la Universidad Complutense de Madrid. Los cannabinoides podrían corregir la oxidación o la falta de riego vascular que provocan la pérdida de neuronas sin posibilidad de 'reparación'. Sin embargo, la cautela en esta clase de investigaciones es primordial para lograr los avances deseados en pos de la ciencia y de una vida mejor.
 

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