17/10/15
Agujas saludables, pero con limitaciones [17-10-15]
Agujas saludables, pero con limitaciones
Milenios de conocimiento se plasman en una técnica con múltiples aplicaciones terapéuticas, aunque en muchas ocasiones no puede sustituir a la cirugía o a los antibióticos
La acupuntura representa una de las más importantes aportaciones de la medicina China. Pese a atesorar milenios de conocimiento y estar cada día más extendida en los países occidentales, arrastra todavía críticas que la tachan de pseudociencia y paramedicina, mientras se suceden los estudios científicos que certifican o desautorizan su acción.
Una cuestión de energía
Para entender la acupuntura es preciso conocer las bases de la medicina tradicional China, que parten de la idea de que la enfermedad es el resultado del desequilibrio de la energía vital, llamada qui, que circula por nuestro organismo a través de canales. Para los occidentales, la enfermedad se reconoce y trata cuando aparecen los síntomas, pero para los chinos el periodo más importante es el que precede a la manifestación de la enfermedad, el de menor resistencia a causa del desequilibrio energético. La labor del acupunturista consiste en establecer el diagnóstico exacto, determinar los lugares en los que se ha alterado el flujo de energía e intervenir sobre ellos restableciendo su equilibrio.
Puntos y meridianos
Los puntos de acupuntura en el cuerpo humano se clasifican en 14 grupos. La línea que une los puntos de cada grupo se llama meridiano. De ellos, 12 son bilaterales, esto es, 6 se ubican en la parte derecha del cuerpo y otros seis en la izquierda, mientras que otros dos quedan en la línea media. Cada meridiano tiene un trayecto definido que sigue dos vías: la interna, que tiene su origen en un órgano y recorre el cuerpo conectándose a la segunda vía, la externa, que finaliza en la terminal del punto de acupuntura y que se conecta a la interna llevándola de regreso al órgano de origen, lo que convierte al meridiano en una especie de circuito cerrado. Cada meridiano se denomina según su órgano de origen: el del pulmón, el del intestino grueso, el del bazo, el del corazón, etc.
Acción sobre el sistema nervioso
Los meridianos no tienen correspondencia con estructuras anatómicas conocidas, pero sí hay pruebas de que son reales: las mediciones de la resistencia eléctrica de la piel y los estudios de la estructura microscópica de los tejidos y células de los puntos confirman que estas zonas son diferentes del resto.
Por otro lado, aunque todavía se desconoce su funcionamiento exacto, se sabe que la acupuntura actúa sobre el sistema nervioso, estimulando la actividad de sustancias analgésicas como las endorfinas y las células del sistema inmunológico. Algunos estudios han evidenciado que la acupuntura altera la química cerebral, pues influye en la liberación de neurotransmisores y hormonas e incide en partes del sistema nervioso relacionadas con las sensaciones y funciones involuntarias del organismo (reacciones inmunológicas, flujo sanguíneo, presión arterial&). Pero aún no se han descifrado los mecanismos íntimos por los que actúa en el organismo.
Conocimiento y habilidad manual
La práctica de la acupuntura requiere un conocimiento profundo de la materia, gran habilidad manual y mucha experiencia, por lo que hay que ser muy cauto si se toma la decisión de ponerse en manos de un acupuntor. El buen acupuntor debe, además, ser honesto con el paciente sobre las posibilidades de éxito porque, como sucede en todas las terapias, no es un remedio universal y también tiene sus indicaciones y limitaciones.
Eficacia contra el dolor
Las aplicaciones terapéuticas son múltiples, pero hay que tener claro que la acupuntura no puede sustituir, en la mayoría de los casos, la cirugía ni los antibióticos o vacunas. A nadie se le ocurriría tratar una apendicitis o colecistitis agudas con acupuntura, pero hay otras afecciones, como la ciática, la cefalea o la sinusitis, en las que se obtienen buenos resultados. También actúa positivamente en las enfermedades alérgicas, en disfunciones endocrinas, en el síndrome premenstrual, en la dismenorrea...
Un ámbito importante de aplicación es el de los dolores. La acupuntura se ha mostrado eficaz en este campo y en los últimos años se está utilizando en la anestesia. En los casos de lumbalgia, la acupuntura parece funcionar bien, aunque sus beneficios no quedan tan claros en los dolores de espalda, donde la electropuntura -uso de corrientes eléctricas con agujas- ha conseguido mayor eficacia.
En cefaleas o dolores de cabeza, los resultados son buenos, incluso en las cefaleas de origen muscular. En los casos de migrañas los resultados son controvertidos: hay algún estudio que cuestiona su eficacia, pero hay otros que la consideran eficaz para reducir el número de crisis. Es muy útil para aliviar los dolores postoperatorios. En las artrosis son varios los estudios que avalan su eficacia, especialmente en rodillas y caderas. No parece efectiva en la artritis reumatoide. En la fibromialgia hay un estudio que cuestiona la acupuntura como terapia, pero algunos acupuntores refieren buenos resultados.
Acero o metales preciosos
Los instrumentos de trabajo son agujas de formas y tamaños distintos, por lo general de acero, si bien se pueden utilizar de metales preciosos a los que se atribuyen distintos efectos terapéuticos. En la actualidad se usan desechables para evitar la transmisión de enfermedades infecciosas como la hepatitis, sida...
De uno a seis centímetros
Habitualmente se introducen de uno a tres centímetros, si bien en algunos meridianos se puede profundizar más, hasta cinco-seis centímetros. Después, la aguja puede ser manipulada: se levanta o baja, se hace vibrar o se gira, en función de la enfermedad o síntoma sobre el que se actúa.
La aplicación de la aguja puede durar minutos u horas. En nuestro país, lo normal es que se tenga unos minutos. Es lo que algunos denominan acupuntura rápida, lo que a menudo precisa de una aplicación profunda de la aguja. El número de sesiones depende también de la afección y pueden ir desde seis hasta 15 ó 20.
Un poco de historia
La acupuntura es casi tan antigua como la propia China. Su origen se remonta a unos 4.000 años antes de Cristo y hacia el siglo VI de nuestra era se introdujo en Japón y Corea. Los conocimientos chinos en medicina eran por entonces muy avanzados: conocían bien los órganos y sus funciones, la cirugía estaba muy desarrollada y, sorprendentemente utilizaban preparados hormonales elaborados por químicos ya en el siglo X de nuestra era. No estamos, pues, ante magos, chamanes o ignorantes. Su bagaje de conocimientos justifica un respeto por la medicina tradicional china y aconseja no tildarla sin más de medicina alternativa o desautorizarla en función de la ausencia de estudios científicos que la avalen o expliquen sus éxitos por el llamado efecto placebo.
En el terreno de la medicina, las contribuciones de la ciencia china a la occidental han sido importantes. Como ejemplos podemos mencionar la utilización de la reserpina, principio activo de la Rauwolfia, para el tratamiento de la hipertensión, el uso de los baños fríos para la fiebre, inicio de la hidroterapia y, en especial, la inmunización con virus atenuados de viruela que se usaron en China mucho antes que en Europa.
Riesgos mínimos
Respecto a los riesgos de la acupuntura, hay que señalar que son mínimos, prácticamente excepcionales, y cuando se producen están asociados a una mala práctica por manipulación incorrecta de las agujas que pueden lesionar estructuras vecinas (nervios, tendones...). El contagio de enfermedades es nulo cuando se utilizan agujas desechables. No obstante, no se recomienda en pacientes con marcapasos y hay puntos contraindicados durante el embarazo.
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Acupuntura